El Grito
- Mikie Rivera (2016)
Con su paciencia habitual
decidió esperar de pie a la madrugada.
Con la vista alerta pero el alma destrozada
de tanto sentir, de tanto caminar,
de tanto mirar la verdad.
Con corazón de ritual
compartió su pan con noticias que ya sabía:
que se hunde el país, que fracasó la economía,
que todo sigue igual, que nada cambió.
que algo se perdió.
Que si la corrupción sigue de mal en peor.
Que si las tasas de interés nos llevan rumbo a la escasez.
Que si la desilusión, luego la resignación.
Que si los dueños del poder nos tienen contra la pared.
Que si ya no hay nada que hacer.
Con catalejo y compás
trazó el camino que cruzaba los infiernos.
Con rumbo fijo al palacio de gobierno.
Y comenzó a andar, a lamentar
y a recordar:
Que si la desigualdad, que si la deuda es siempre más.
Que si las tasas de interés nos tienen el mundo al revés.
Y hasta allí llegó y su alma plantó.
Y en nombre del honor y de la libertad
allí comenzó a rabiar.
Y gritó:
¡No más!
Ya basta de patearnos en la cara.
Ya basta de traiciones y emboscadas
Basta de mentir.
¡No más!
Como algo normal
aquella mañana transcurrió sin conmoverse nadie.
Aquel grito desgarrado se diluyó en el aire.
Pero aquella voz se corrió.
Y una multitud, presa del dolor
también recordó:
Que si la corrupción sigue de mal en peor.
Que si las tasas de interés nos llevan rumbo a la escasez.
Que si la desilusión, luego la resignación.
Que si los dueños del poder nos tienen contra la pared.
Que si ya no hay nada que hacer.
Que gritar:
¡No más!
Ya basta de patearnos en la cara.
Ya basta de traiciones y emboscadas.
Basta de mentir.
¡No más!
Y como era de esperar
esta vez el grito destruyó aquel cajón de mármol.
Y en su lugar creció un inmenso árbol.
Y entre sus ramas
aún se puede escuchar
la imponente voz,
la incesante voz,
la imparable voz.