Veneno
Letra: Farasch López
Música: Mikie Rivera
Como siempre puntual, has llegado justo a tiempo
para leer el futuro en la taza del té que voy sorbiendo.
Te sentaste callada
como quien guarda un secreto;
pero se asomó una sonrisa
que me recordó aquellos días
en que estos dos locos vivían
jugando como dioses a lo eterno.
Y tu boca de sibila maldita
me interrumpió aquel recuerdo
cuando entre tus dientes
balbuceó el aire:
“Ya es un cadáver mi deseo”.
Y reconozco que estoy entre vivo y muerto,
te veo sentada en la cornisa de mis ojos
mirando hacia adentro la avalancha
que hace agua mis tormentos.
Y debí saberlo
cuando como un loco
me lanzaba sobre tu cuerpo
gritando “te deseo”;
y en tu inmutable coquetería
como distraída respondías
que con mi locura
hacían mis manos poesía:
“Es un cuento el amor
y retórico el deseo”
Pero poco me importaba cuando tocaba el espacio
que entonces habitabas hasta hacer polvo mis dedos.
Veo tu compostura y tu parquedad infinitas
atrincherando pocas lágrimas tras el cristal de tus pupilas,
mientras transitan por mis ojos los tristes avatares de mi vida.
En cuál de tus mil libros encontraría
el mapa de tu laberinto
en el que escondías la (de)codificación de tus gemidos.
No llegué a saber que el deseo echa a perder
las papilas del alma y luego sabe a nada el placer.
Me envenenaron el té tus palabras y las sorbí
una a una para que fueras testigo
y me abandonaras a mi suerte,
para que tomando nota hicieras
literatura (con) mi muerte.
Y debí saberlo
cuando como un loco
me lanzaba sobre tu cuerpo
gritando “te deseo”;
y tenías razón, vida mía,
cuando con voz letal me decías,
haciendo malabares de locura y poesía,
“Es un cuento el amor y retórico el deseo”.